Si hay algo que siempre tiene que quedar bien, es un logotipo. Es lo primero que se ve. Y si no está claro, centrado o bien marcado, todo lo demás pierde fuerza. Por eso, imprimir sobre logotipo necesita precisión, buena tinta y una máquina que lo haga sin errores.
Ya sea en embalaje, piezas, señalética o productos personalizados, marcar un logo con calidad dice mucho. No solo por estética, también por profesionalidad. Es la cara visible de tu marca, y debe estar donde toca, como toca.